El sésamo es ampliamente cultivado en los países de Oriente Medio y en la India, de donde es originario. Actualmente, su cultivo se ha extendido a otras regiones tropicales y subtropicales de América, África y países mediterráneos. Las partes que se utilizan de esta planta son las semillas. Éstas semillas de sésamo contienen una amplia variedad de principios nutritivos de alto valor biológico:

Lípidos o grasas (52%), prácticamente todas ellos constituidos por ácidos grasos insaturados, lo cual les confiere una gran eficacia en la reducción del nivel de colesterol en sangre. Entre las grasas del sésamo se encuentra la lecitina, que es un fosfolípido (grasa fosforada) que desempeña una importante función en nuestro organismo. Es componente esencial del tejido nervioso, y también se encuentra en la sangre, el semen y en la bilis; e interviene en la función de las glándulas sexuales. La lecitina es un poderoso emulsionante, que facilita la disolución de las grasas en medio acuoso. Una de sus funciones en la sangre, consiste en mantener disueltos los lípidos en general, y especialmente el colesterol, evitando así su depósito en las paredes arteriales (arteriosclerosis).